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llegó a su trabajo y jamás logró concentrarse, todos lo notaban extraño... jamás lo habían visto sonreir, pero como siempre nadie le dirigió una palabra
los números en la pantalla de su computador no le significaban nada, sólo le dibujaban esa mirada, esa sonrisa, esa silueta, pero... bahhh!, si el amor nunca le había interesado! porque ahora iba a sentir algo diferente?, acaso su vida no era perfecta?... al menos eso creía, no había nada que le fuera esquivo, lograr sus metas era fácil para él, tenía su familia, su dinero... y quién era ella para enredar sus pensamientos?
su día se hizo eterno entre sus pensamientos, la imagen de aquella mujer y el deber de rendir con su trabajo... ahora, solo esperaba poder salir al café de siempre y relajarse con unas cervezas al compás de su música favorita... nunca habia sentido las horas tan largas, desde que estaba en el colegio no experimentaba la sensación de claustrofobia que produce andar con la mente tan volátil
finalmente, acomodó sus cosas como pudo y minutos antes de la hora de salida ya estaba corriendo hacia la calle... vagaba sin rumbo, aunque sabía donde quería llegar
sus pies parecían llevarlo hacia donde la había visto a ella, pero su terquedad lo llevaba en dirección contraria, si algo tenía claro era que no quería llegar a su casa, así que los caminos por si solos lo llevaron al centro y entró al primer café que se le atravesó en la ruta...
se sentó, hechó un vistazo a las mesas de su alrededor, y no pudo creer que ella, justo ella, estuviera allí...